lunes, 28 de septiembre de 2009

El Maestro y la taza de Té

Es conocida la historia de Nan-in, un Maestro japonés que vivió en la era Meiji, y lo que le sucedió con un profesor universitario que fue a visitarlo intrigado por la afluencia de jóvenes que acudían al jardín del Maestro.

Nan-in era admirado por su sabiduría, por su prudencia y por la sencillez de su vida, a pesar de haber sido en su juventud un personaje que había brillado en la Corte. Aceptaba en silencio que algunos se sentaran con él al caer de la tarde, pero no debían importunarlo después de la meditación. Entonces, parecía algo serio y hasta hosco, pero no era más que la necesaria readaptación mientras trabajaba en su jardín, pelaba patatas o remendaba la ropa.

El prestigioso profesor se hizo anunciar con antelación haciendo saber que no disponía de mucho tiempo, pues tenía que regresar a sus tareas en la universidad.

Cuando llegó, saludó al Maestro y, sin más preámbulos, le preguntó por el Zen. Nan-in le ofreció el té y se lo sirvió con toda la calma del mundo. Y aunque la taza del visitante ya estaba llena, el Maestro siguió vertiéndolo. El profesor vio que el té se derramaba y ya no pudo contenerse.

- ¿Pero no se da cuenta de que está completamente llena? ¡Ya no cabe ni una gota más!

- Al igual que esta taza, – respondió Nan-in sin perder la compostura ni abandonar su amable sonrisa -, usted está lleno de sus opiniones. ¿Cómo podría mostrarle lo que es el camino del Zen si primero no vacía su taza?

Airado, el profesor se levantó y con una mera inclinación de cabeza se despidió sin decir palabra.
Mientras el Maestro recogía los trozos de porcelana y limpiaba el suelo, un joven se acercó para ayudarle.

- Maestro, ¡cuánta suficiencia! Qué difícil debe de ser para los letrados comprender la sencillez del Zen.

- No menos que para muchos jóvenes que llegan cargados de ambición y no se han esforzado por cultivar las disciplinas del estudio. Al menos, los estudiosos ya han hecho una parte del camino y tienen algo de lo que desprenderse.

- ¿Entonces, Maestro, cual es la actitud correcta?

- No juzgar, y permanecer atento.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Pequeña Isla


A la Islah…

Pequeña cabecita ondulante
Pequeñita
Duerme
Descansa
Que no interrumpa tu sueño estas reflexiones,
Que tu cuerpo de vidrio descansa, ahí, echadito encima de mis pies
Y no quiero fastidiarlo…
Pequeña niña, colchita
¿Cuál es tu rumbo?
Ya te decía la diferencia
De los que duermen de los despiertos
Pero tú, tú te ves también así;
Pero yo, yo necesito tener los ojos indemnes
Para ver…
… Aquella verdad que se presenta como espiándome,
Venida de algo mas grande que tú o yo o esta pequeña tierra;
Ya llegara la hora,ya llegará…pero esta noche,
Esta noche, solo duerme, balsita,
Crisol,…isla pequeñita,
En medio...
Del mar.

(ilustración: Fito Espinoza)

martes, 22 de septiembre de 2009

Al Jardinero

Este poema es la presentacion de Juan Ramon Jimenez al libro ¨El Jardinero¨ de Rabindranath Tagore, lo encontre tan lúcido, tan verdad, que pense postearlo y aquí se los dejo...


! QUé a gusto se halla el alma en tu jardín, jardinero!
Van los pies desnudos por su tierra fresca,
con la misma dulzura con que iban las alas, en
la niñez ignorante, por la ilusión pura.

- Así, no cabe duda de que tu verjel, divino
Paraíso terrenal, pende del cielo. Pensil al que
sólo puede entrar, abiertos los sentidos por la
embriaguez de la rosas colgantes, quien vuela, dueño
de su carne mejor, por el azul del oro y por el azul
de plata-.

Jardinero, tu jardín es como una noche felíz de
vivos sueños - no sé si larga o corta - , cuyo amanecer
le dejara al alma todavía, en los ojos del cuerpo,
la realidad alegre de las estrellas.

JUAN RAMON JIMENEZ